Una crónica de Pedro Monasterio publicada en la Hoja Oficial del lunes de 31 de diciembre de 1962 (y repetida —con alguna variación en el titular— en este y otros periódicos en fechas posteriores hasta 1982) definía las “Danzas de Isso” y el “Bautizo del Niño”, de la parroquia de San Miguel de Palencia, como muestras insólitas de las tradiciones navideñas.
Transcribimos solo la parte del texto que habla de los danzantes.
“Danzas de Isso” y el “Bautizo del Niño”, curiosas muestras del folklore navideño español
Entre las tradiciones españolas del ciclo navideño hay algunas que, acaso por demasiado Iocalistas, apenas son conocidas fuera de las poblaciones en que se celebran. Tal ocurre, por ejemplo, con los danzantes de Isso y con el Bautizo del Niño, que tienen su manifestación en el pueblo albaceteño de Isso y en la ciudad de Palencia, respectivamente.
Ocho son los danzantes de Isso, pedanía muy cercana a Hellín, los cuales se visten para sus actuaciones con calzón corto abrochado por debajo de las rodillas, camisa blanca y faja de terciopelo, prenda ésta que cada danzante lleva de color distinto al de las fajas de los otros siete. En la cabeza se atan un gran pañuelo variopinto que les da cierto aspecto de piratas.
Pero acaso sea el detalle más sorprendente de su indumentaria que las citadas fajas llevan bordada esta inscripción: «Animas benditas». Se explica este letrero, pese a que sólo bailan en Navidades y
no en el mes de los difuntos, porque la finalidad principal de sus danzas es obtener dinero que luego invertirán en sufragios por las almas del purgatorio.
Parece un ardid de las modernas técnicas de «marketing», buscadoras del momento psicológico más propicio, pero la realidad es que desde siglos atrás se hace esa colecta, en beneficio de los espíritus que aún penan, considerando que durante las fiestas navideñas, jubilosas y melancólicas a la vez — «la Nochebuena se viene, la Nochebuena se va, y nosotros nos iremos y no volveremos más»—, se reverdece el recuerdo de los seres queridos que murieron y por ello se entregan más generosos donativos con destino a misas por sus almas.
La vida es breve
Sin embargo, discretamente, para no amargar la Navidad a nadie con los letreros de sus fajas, los danzantes de Isso dejan transcurrir la Nochebuena y los tres días siguientes, pues hacen su primera aparición pública el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes. para meterse luego en sus casas y reaparecer por segunda y última vez el día de Año Nuevo. En ambas fechas obtienen una buena recaudación para el indicado fin piadoso.
Los pasos de danza que ejecutan, así como la música de guitarras y laúdes que les acompaña son de
origen remoto; se trata, posiblemente, de una vieja melodía árabe. A la vez hay un cantor que recuerda la brevedad de la vida terrena y que el comienzo de la verdadera vida está en la muerte. Al mismo tiempo, este cantor marca el ritmo de la danza tintineando en un triángulo metálico colgante. En suma, es un insólito e impresionante espectáculo del más puro y antiguo folklore.